Una obra maestra de la repostería húngara: ¡el pastel Gerbeau! ¡Sencillo y delicioso!

La tarta Jerbo (también conocida como «Zserbó» en húngaro) es un clásico de la pastelería tradicional de Europa Central. Este postre emblemático se popularizó en Budapest en el siglo XIX y desde entonces se volvió una receta infaltable en celebraciones importantes, especialmente en Navidad y Pascuas. Nos hemos ayudado con la información del siguiente video:

Combina la suavidad de la masa con capas de mermelada de damasco, nueces trituradas, damascos secos macerados y una generosa cobertura de chocolate amargo. Aunque su apariencia es sofisticada, su preparación es totalmente posible en una cocina casera. Este pastel es ideal para quienes quieren lucirse con un postre distinto y lleno de historia.


ingredientes principales

masa:

  • 400 g de harina 0000
  • 1 pizca de sal
  • 30 g de azúcar impalpable
  • 10 g de levadura seca (o 20 g de levadura fresca)
  • 300 g de manteca fría, en cubos
  • Ralladura de 1 limón
  • 1 huevo + 1 clara (la yema restante se puede usar para pintar otras masas)
  • 20 ml de cognac (opcional, también puede usarse esencia de vainilla)
  • 50 ml de leche tibia

relleno:

  • 300 g de mermelada de damasco (de buena calidad, sin trozos grandes)
  • 100 g de damascos secos, picados y macerados en 60 ml de cognac durante 20 minutos
  • 200 g de nueces peladas y procesadas + 100 g de azúcar común

cobertura:

  • 100 g de chocolate amargo o semiamargo
  • 60 g de manteca (podés usar crema en reemplazo si buscás una cobertura más suave)

preparación paso a paso

  1. Macerado de frutas: Cortá los damascos secos en trozos pequeños y dejalos en cognac al menos 20 minutos para que se hidraten y aporten sabor al relleno.
  2. Elaboración de la masa: En un bol grande, mezclá la harina, sal, azúcar impalpable y levadura. Agregá la manteca fría y desmenuzá con los dedos hasta obtener una textura arenosa. Incorporá el huevo, la clara, la ralladura, el cognac y la leche tibia. Formá una masa suave sin amasar de más. Dividila en 4 partes iguales, envolvelas y refrigeralas por al menos 30 minutos.
  3. Preparación del relleno: Mezclá las nueces picadas con el azúcar. Reservá junto con la mermelada y los damascos escurridos.
  4. Armado: Estirá una por una las 4 porciones de masa en forma rectangular del tamaño del molde. Enmantecá y enhariná un molde rectangular o cuadrado. Colocá la primera capa, cubrí con mermelada, espolvoreá con nueces azucaradas y distribuí parte de los damascos. Repetí el procedimiento hasta completar las capas. La última capa debe ser solo de masa, sin relleno arriba.
  5. Leudado y horneado: Tapá el molde con un repasador y dejalo leudar en un lugar cálido por 1 hora. Luego llevá al horno precalentado a 170 ºC durante 50 minutos o hasta que al pinchar con un palillo, salga seco.
  6. Cobertura: Una vez fría, fundí el chocolate con la manteca a baño maría. Verté sobre la tarta y alisá con espátula. Dejá enfriar hasta que solidifique. Si querés, decorá con nueces picadas o líneas de chocolate blanco.
  7. Corte y presentación: Cortá en cuadrados o rectángulos parejos. Es ideal servirla a temperatura ambiente.

consejos y recomendaciones

  • Para un sabor más intenso, usá mermelada casera o agregá un toque de jengibre o canela al relleno.
  • Es importante que las capas sean del mismo grosor para lograr una cocción pareja y una presentación prolija.
  • Esta tarta se conserva muy bien: hasta 5 días refrigerada, y mejora al segundo o tercer día.
  • Podés congelarla ya cortada en porciones, envuelta en papel film.
  • Ideal para regalar en fiestas: se puede presentar en cajas o bandejas decoradas.

historia y curiosidades

La tarta Jerbo fue creada en honor al pastelero suizo Emil Gerbeaud, quien trabajó en la histórica confitería Gerbeaud de Budapest. Su versión combinó técnicas francesas con ingredientes típicos de la región, como las nueces, damascos y chocolate.

Desde entonces, el pastel Jerbo se convirtió en un símbolo de la repostería húngara. Es habitual encontrarlo en ferias navideñas y reuniones familiares. Cada familia tiene su variante, y se considera una receta «de legado».


conclusión

La tarta Jerbo es mucho más que un postre: es un viaje a la cocina tradicional europea, donde el sabor y la historia se combinan en capas. Aunque lleva algo de tiempo y dedicación, el resultado vale completamente la pena. Es elegante, rica, y perfecta para sorprender.

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